Placer de verano IL DOLCE FAR NIENTE

Dicen por ahí que el azul es el color del verano, azules en todas sus tonalidades. Amarillo, el año pasado piñas y más piñas se nos colaban en la retina sobre aguas y fondos de azules turquesas, casi menta, colores y sabores que nos refrescan de un calor deseado. Un color al que le dedicamos un post hace un tiempo (¡Menta!)

Pero verano para mí significa más; un cambio en la mirada, un disfrutar de la vista que te ofrece el paisaje en esos días de luz que parecen no tener fin. El placer de verano es el placer de Il dolce far niente, esa expresión tan maravillosa que sólo los italianos podían tener, la dulce sensación de no tener que hacer nada más allá que disfrutar de lo que la vista y todos los sentidos te ofrecen.

Placer de verano que tiene un color, unas lentes con las que mirar, una forma de pensar, Think pink o La vie en rose, en el idioma que sea el color es el rosa.

Las piñas dan paso a las sandías, a los flamencos, a los cielos que se tornan rosados al atardecer, a los amores de verano y los paseos bajo las buganvillas, a leer bajo la sombra de las palmeras. A lugares lejanos,  de Marruecos a Miami, pasando por Méjico y la arquitectura de Luis Barragán, arenas rosadas y cactus; a noches de fiesta, y  amaneceres tardíos.

Placer de verano IL DOLCE FAR NIENTE


















































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